Jugar acá, mostrarse allá

Las recientes ediciones de los Campeonatos Regionales de Clubes dejaron, además de excelentes actuaciones de nuestros representantes, la clara existencia de una deuda deportiva con sus jugadoras y jugadores.

Hablamos de la afiliación de ciertas ligas o asociaciones entrerrianas a la Confederación Argentina, y su consecuente y beneficiosa participación en dichas competencias, ya sea con sus clubes o también con sus propias selecciones.

Hoy por hoy, sólo las instituciones afiladas a la Asociación del Río Uruguay (AHRU) y a la Federación Entrerriana (FEH) se dan el lujo de medirse ante los mejores de la región y del país, motivando a sus jugadoras y jugadores a conformar nada más y nada menos que un seleccionado.

Sin embargo, ligas como la del Sur Entrerriano (AHSER) -que integró la CAH un par de años- o la del Centro Sur (LHCSE)  carecen de esta condición, motivando a que sus integrantes busquen otras alternativas para poder “competir por algo más” que la gloria local.

Catalina Sánchez es hoy el caso más emblemático: tras su participación en el CRC “C” vistiendo los colores de Salto Grande -club afiliado a la AHRU- fue recientemente convocada para la primera pre selección regional de las Leoncitas, pese a que viene sobresaliendo en el club de su ciudad, Regatas, hace ya algunos años.

De igual modo, y por citar sólo un par de ejemplos más, otras jugadoras de la LHCSE como la mejor uruguayense del 2020 Lucía Godoy Alonso o como la reciente bicampeona Valentina Fouce, fueron parte de estos importantes torneos tras ser fichadas por equipos de una asociación distinta a la que desde pequeñas pertenecen.

Si bien “pertenecer” no es fácil y son varios los aspectos a contemplar para integrar la actividad organizada por la institución madre del hockey argentino (costos económicos, representaciones, burocracia…), muchas y muchos de sus integrantes resaltan lo motivante que es “ser el mejor de tu ciudad para luego representarla en el resto del país”.

Ajenos a esos debates internos, numerosos clubes comenzaron a “beneficiarse” de estas “carencias” sumando a sus filas a los mejores exponentes de ligas vecinas, cubriendo en muchos casos los costos de viáticos y otros conceptos.

Ese gesto económico, que completa gratamente el deportivo y el competitivo, es sin lugar a dudas un motivante más para las convocadas y los convocados que esperan, año a año, que la institución en donde juegan desde sus infancias pueda traspasar las fronteras provinciales para, además de transpirar su propia camiseta, poder dejar de jugar acá y tener que mostrarse allá.